21 de julio de 2011

Aquello que nos hermana




Gregory Colbert

No comeré de mi enemigo 
sino aquello que nos hermana 

(Descolgamos el viejo látigo 
de la misma oscura celda) 

Para los húmedos fragmentos del corazón 
la muerte dispone su mesa 








© Alejandra Ziebrecht




Casas tristes 
navegan sombrías 
en mi calle 

Tras las cortinas 
vislumbro 
rostros cabizbajos 

La muerte bosteza 
en los portales 

Tenemos miedo 
de ser peces a la deriva 
mientras Ella extiende sus redes









© Alejandra Ziebrecht

Me corompen estas calles



Me corrompen estas calles 
el mar con su escándalo demente 

Me persigue la sal 
el olor de las cantinas 
el mercado de mujeres 

La noche es una barcada 
el amor un ardite 

Estos ebrios se beben el mundo 
y qué importa el aguacero 
amparado en canciones añejas 
en boleros trasnochados 

El olor a carne fresca promete recuerdos 
una bita en donde atar la vida 

El bar se ha vuelto una isla 
sin puntos cardinales








© Alejandra Ziebrecht

Estas santas mujeres


Estas santas mujeres 
pintan arcoiris con sus piernas 

Son el feriado ilegal 
la huelga sin pancartas 
el testamento otoñal de los ebrios 
la entrada al purgatorio 

Ellas juzgan lo divino en lo humano 
ascienden lo humano hasta su divinidad 

Conocen de memoria a qué saben los cuerpos 
perciben los olores 
no por los ojos siempre cerrados 
no por los sueños sino por la vigilia 
Es que buscan y nunca encuentran 
la bocanada breve del consuelo











© Alejandra Ziebrecht

Acaso no son temibles



Acaso no son temibles 
los tentáculos el muro la reverencia 

Acaso no siempre arremeter es necesario 
cuando la piel a gritos 

Acaso no disimular 
a tajo abierto la existencia 

Si fueron ellas 
quienes exorcizaron cadáveres 
de navegantes 

Acaso no fuese útil 
acallar sus gritos 

Entregarlas de una vez 
y para siempre 
si todo está predestinado 







© Alejandra Ziebrecht

Al otro lado de mí


Al otro lado de mí 
hay un náufrago 

(Un grito que duele 
permanece) 

Al reverso de mí 
un salvavidas grita 
detrás de la luna 

Y no le escucha





© Alejandra Ziebrecht

Uno es mar porque está vivo





Uno es mar porque está vivo 
Deambula por los andenes 
con una maleta rota 

(Anoche escapaba un pez 
de tus pupilas) 

Desterrado 
a orillas de la noche infernal 
enredado entre las algas 

(Anoche un náufrago gritaba en tus pupilas)






© Alejandra Ziebrecht

20 de julio de 2011

Lo más bello no es el acontecimiento




Lo más bello no es el acontecimiento 
sino el desear que algo suceda
mientras la muerte dormita









© Alejandra Ziebrecht


I

La muerte con su traje de fiesta 
Los cuchillos arrastrándose por la carne 
La mano comiendo los despojos 
El finísimo hilo donde oscila la existencia 
El duelo inevitable 
La clausura del verano 







II

No te vuelvas 
la calle es un funeral 
y un silencio maldito 
se apoderó de todos 
los que miran al sur 
por donde llevan las flores 






III

El silencio 
es un duelo colectivo 
en el que todos soñamos 
ser libres 
a pesar de los pies 
clavados al madero





© Alejandra Ziebrecht

Si todo esto sirve para algo





Si todo esto sirve para algo 
asumo que Dios existe 
en la demencia febril de un labio 
próximo al reto de enfrentar otro labio 

A la hora final 
en que todos los trenes emigran 
y la palabra adiós 
revolotea como un cuervo 

Si todo esto sirve 
desmalezado del tedio 
de acarrear nuestros ojos cada día 
cual cajón insepulto 

Si todo es en el viaje 
un golpe de campana 
un silbato de andenes 

Si todo esto sirve para algo 
me consagro a la tarea 
de medir la hondura de mi sombra 





© Alejandra Ziebrecht

La pena



La pena 
tomó posesión de mi casa 
trepó el techo 
cerró la puerta de escape 
cubrió ventanales 
oscureció el balcón 

Descorrió los pestillos 
del armario 
Ingirió mi comida 
se metió de lleno 
en mis recuerdos 
se acostó con cada uno 
de mis amores 
Con un par de sueños melancólicos 
de su absoluta propiedad 
se hizo ausencia y retorno 

Llegada la mañana 
miró en silencio 
mi lecho 
lustró sus zapatos vagabundos 
y al emprender su viaje 
sin promesas 
prometió volver 






© Alejandra Ziebrecht


Me pesa el cuerpo insomne
sutil melancolía de un lecho desordenado
Presagio de los muertos

Ave en tarde de caza
herida
alzo vuelo alrededor de tu sombra

Un quejido delata el sitio del suceso







© Alejandra Ziebrecht



No era la lluvia
dentro de un vaso de vino
quien cantaba imprecisa

En el bar solitario
un río traía ese sonido









© Alejandra Ziebrecht

Viene el tiempo



Muerte y vida - Gustav Klimt

Viene el tiempo
Sube escalones
suenan las alarmas
Apura los labios
Las palabras mueren entre beso y susurro
Deja caer los versos inconclusos
La noche asoma su ojo
Escribe sobre mi cuerpo
tu adiós de náufrago
Estamos solos y somos muchos
Pero estamos solos
Enfrentados en una batalla
sin combatientes sin tregua sin armaduras
Pero es una batalla
Nos defendemos mordiendo
buscando el escondite perfecto
la estrategia final y definitiva
Corremos en un campo minado
Explotamos en verbos en quejidos
Antes que el tiempo descubra la trinchera.
 








© Alejandra Ziebrecht

No te devolveré





Matt O'Sullivan

No te devolveré 
ni una madrugada 
vivida 
de espaldas al muro 
ni la llovizna 
de las baldosas heladas 
ni el puerto a media tarde 

Valió la pena 
prolongar el otoño de días umbríos 
cuando tu boca tempestad 
y tus dientes carnívoros 
hacían caer de rodillas 
fragmentos del mudo





© Alejandra Ziebrecht

Te habría amado





Dalí


Te habría amado salvajemente
con las ansias de un nonato
cual raíz atada a tu vientre
que observa la cálida luna de tu ombligo

Te habría amado en los balcones
Desolado faro en invierno
En una casa que arrastra su sombra
De pie como uno de tus fantasmas
Olvidado prisionero en tu recuerdo

Merced del grito y la luz

Te habría amado







© Alejandra Ziebrecht
I

Llena de relámpagos 
esta memoria
arrastra un carro de fantasmas
que alimenta su propia mordedura





II

Aunque sienta mi corazón
como gigante catador de mieses divinas
nada sale de mi boca
Este apero de sierva acorralada
enluta mi más profundo centro 








© Alejandra Ziebrecht


Foto: ParkeHarrison


Estás y no lo sé
hasta que tu ausencia
 me dice que viniste







© Alejandra Ziebrecht

Alejandra digo






Alejandra digo
como un nombre ajeno 
esculpido en otra piedra 
extraña a mi ceniza 

Presa del tiempo 
cuando el reloj me nombra 
o el silencio invita 
a poblarme de anhelos 

Solitaria aparezco 
delante de mí 
como una estampita deletreada 
o el hueco de un baúl 
donde se esconden otros nombres 
también míos 

Más ocultos 







© Alejandra Ziebrecht